Muchas cosas me preocupan y agobian a diario, pero ninguna tanto como la de el último tiempo. No voy a profundizar mucho en ella, sólo diré que me ha hecho llorar ya dos noches seguidas (inter alia) y que me tiene el corazón agotadísimo.
Lo bueno? tengo a Cristo para llorar. Ya no lloro sola en mi pieza hablandole a las paredes como yo creía, ahora me puedo arrodillar y pedirle a mi Papá que venga en mi rescate porque no puedo descifrar algunas cosas sola. Él me contiene, Él me cuida, Él me guía, Él me ama.
Dado que la búsqueda de Dios no puede estar completa sin leer y disponer el corazón para entender Su palabra esta vez leí Proverbios, porque me gustan, porque están llenos de normas y reglas de vida que son TAN aplicables y que es TAN bueno colgarse del cuello para vivir una vida íntegra como Dios quiere. Nunca pensé que podría tener una respuesta a lo que me acongoja y preocupa, pero mi Dios es bueno, mi Dios me ama y se preocupa por mi. Escucha mi llanto y no le gusta que sufra, así que, ¿qué hizo? me habló:
"La Bendición del Señor enriquece a una persona y Él no añade ninguna tristeza" (NTV)
"La Bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella" (Reina Valera 1960)
ambos son Proverbios 10:22 y habló tan fuerte a mi corazón lleno de dudas que no pude, ni puedo, hacer más que agradecerte, Papá, por preocuparte por mi, por lo que pienso, por mis temores, por mis preocupaciones. Te pedí que me examinaras, que conocieras los pensamientos que me inquietan, y de inmediato frenaste uno.
Te amo, Dios, porque eres real, porque estás vivo, porque oyes, te mueves, disciplinas, amas, te enojas, te compadeces y actúas. Te amo porque eres mío y yo soy tuya y no hay otro como Tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario