martes, 18 de junio de 2013

Those shipping moments

Shipping

A term used to describe fan fictions that take previously created characters and put them as a pair. It usually refers to romantic relationships, but it can refer platonic ones as well. (Just think of "shipping" as short for "relationSHIP".)


Era tarde y hacía frío. Este frío de Temuco que hace que las personas se encojan dentro de sus abrigos o chaquetas en el momento exacto en que se ven enfrentados con el mundo detrás de la puerta que da a la calle. Y era Lunes. Los lunes de invierno parecen ser aún mas fríos y terminar aún más tarde que en otras estaciones del año, debe ser el sol, que está más lejos, y se oscurece más temprano.

La reunión de oración había terminado y todo indicaba que este Lunes, no iba a ser distinto a los demás. Con sólo salir de la sala donde el grupo se reunía, se podía evidenciar que el invierno se había adelantado, y que, a pesar de estar sólo a fines de mayo, el frío tomaba su lugar con autoridad. 

Ella, feliz y desesperada en partes iguales por estar ahí. Feliz porque podía ver a sus hermanos y congregarse, y hablar con Dios e interceder por otros y desesperada, por el par de ojos que la miraron durante dos horas seguidas desde uno de los extremos de la mesa que estaba dentro de la sala donde, hasta hacía unos minutos, el grupo había estado compartiendo. 
Nadie podía decir que estaba desesperada, nadie podría haberlo notado, ella trabajaba duro para mostrar sólo la parte de la felicidad, pero eso no quería decir que la parte de su ser que estaba desesperada no quisiera revelarse de cualquier forma en que se le diera la oportunidad; una risa nerviosa, un mover incesante de los pies, las manos frías, la mirada perdida en la mesa. Ella no podía darse el lujo de bajar la guardia un momento, porque en ese mismo micro segundo donde su inseguridad, desesperación o sobrecogedor enamoramiento se asomara, ese sería el fin. Al menos eso creía ella...o más bien estaba segura, basada en nada más que su interminable lista de miedos.

Él, por otra parte, estaba feliz y nada más que feliz. Primeramente, por lo mismo que ella. Él tenía un cargo importante en el grupo y el hecho de estar en ese lugar, trabajando para Dios y para sus hermanos lo hacía sentirse inmensamente pleno. Y también estaba feliz por Ella. Ella no lo sabía, claramente.

La reunión había terminado y había que lavar los platos y tazas que se habían usado en la misma. Compartir una taza de café y galletas era una parte importante de las reuniones. Daba la posibilidad de romper el hielo, literal y metafóricamente. 
Ella se ofreció para lavar. Él...él no se ofreció para nada. 
Mientras Ella y unas amigas se dedicaban a lavar, secar y ordenar. Él conversaba con algunos amigos no muy lejos de Ella, intercalando exposición de ideas hacia los amigos con miradas que buscaban (y lograban) parecer casuales hacia Ella.
El hecho de que a Ella le desesperaran los ojos de Él y que a Él le hiciera feliz verla no era impedimento alguno para que ambos se consideraran amigos. A muchos puede parecerles extraño, pero así funcionan las cosas a veces. Se sentían cómodos juntos a pesar de la amalgama de sentimientos contradictorios y sensaciones estrafalarias que se producían en cada uno ante la presencia del otro en el mismo salón...o habitación...o auto...o casa. 

Era Lunes, Era Tarde y Hacía Frío. Así que Él ofreció llevar a Ella en auto a su casa. Ella se subió en el asiento de adelante para que Él "No pareciera Chofer" Él rió ante ese comentario y agradeció a Dios por esa idea asentada en la sociedad que le iba a dar la posibilidad de un viaje de, al menos, 20 minutos al lado de Ella. 
Conversaron de la vida, del trabajo de Él, de los estudios de Ella. De la música que les gustaba y de alguna reunión social a la que Él había atendido hacía un par de días donde sucedieron situaciones que hicieron a Ella reír. Llegaron a la casa de Ella, quien bajó el auto no sin antes poner un beso en la mejilla de Él y darle las gracias por el gesto. Ella caminó hacia el portón de su casa ante la mirada atenta de Él, "Hay que mirarlas hasta que entren a la casa" le dijo una vez un amigo, consejo que Él tomó al pie de la letra, especialmente con Ella. De pronto, una canción comienza a sonar en la radio, era claramente romántica. Él, sin pensarlo subió el volumen y bajó la ventana "Mira! con banda sonora te vengo a dejar a la casa". Ella rió nerviosamente, su sistema de defensa fue sobrepasado por un momento, se despidió con la mano y entró. Él la vio entrar, subió la ventana y bajó el volumen a la música, quizá para cualquier persona ese Lunes, con ese Frío y a esa Hora no había tenido nada de especial, para Él fue el primer momento en que vio cómo Ella dejaba a la vista una pequeña parte del universo que moraba dentro de si, y le gustó lo que vio.

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