lunes, 21 de julio de 2014

Winter '05

La vida desde que se habían separado se volvía rutinaria. Clases, viajes en las mañanas, tareas, trabajos y pruebas ya se apoderaban de sus días y consumían sus pensamientos la mayor parte del tiempo.

Alejandra cursaba octavo año básico cuando comenzó a notar que existían otros seres humanos del sexo masculino en el mundo, y ya era casi septiembre cuando descubrió que no estaba mal gustar de algunos de ellos (la sensación de infidelidad autoimpuesta es bastante difícil de quitar, notaría con este suceso). Uno de esos seres se llamaba Franco, era alto y flacucho, su piel era pálida como la de Ricardo pero fuera de eso no se parecían en nada. Según Alejandra, Franco estaba mucho más cerca de convertirse en un hombre que el amor que había dejado en casa, eso recordando sólo la última vez que se habían visto (nada hacía presagiar, de todas maneras, que años después ella vería fotos de esa época y concluiría que tanto Franco como Ricardo parecían y eran niños en aquél entonces).

Ricardo cursaba séptimo año básico cuando nació su segundo hermano, a quien llamaron “Alejandro” porque él quiso que se llamara como su mejor amiga. Y cursaba octavo año básico cuando notó que una de sus compañeras de curso le hablaba más que las otras, se reía de todas sus bromas y daba la impresión de querer compartir todo con él. Se llamaba Macarena  y, para Ricardo, parecía manifiesta recién ahora a pesar de haber estado muchos años en el colegio juntos.

 Ricardo no había encontrado nada especial en Macarena hasta ese año, en que un día ella, sin avisarle, lo besó en la mejilla. Lo estaba felicitando por algo, probablemente porque tenía las mejores notas, claramente no por un logro deportivo, esos no eran su estilo. Y en ese momento supo que habían más niñas en el mundo, niñas como Alejandra, no como sus primas o su mamá, sino que niñas que podían gustarle como Alejandra y, más que eso, él podía gustarles a esas niñas, y sería como los personajes de los libros que leía en el colegio. Quizá debía darle una oportunidad a Macarena, quizá por un tiempo, hasta que volviera a ver a Alejandra, y si no…qué más da, por lo que Ricardo sabía, Alejandra podía estar en ese mismo momento teniendo su romance de libro con algún tipo, un tipo que supiera jugar a la pelota y tuviera barba ya. Ricardo nunca se permitió pensar que ese tipo también pudiera leer de corrido ni sacarse las mismas notas que él, en algo tenía que ganar.

Alejandra dejó pasar el año 2003 sin pena ni gloria. Era verdad, Franco era guapo y tenía ese aire de persona conflictuada que decidía sonreír a pesar de todo, que hacía que Alejandra quisiera tenerlo entre sus brazos y darle todo el cariño que necesitaba cada vez que lo veía, pero no era suficiente. Ella nunca le habló de aquello, él siempre creyó que eran sólo amigos, y así fue.

El año 2004 se iniciaba una nueva etapa en la vida de Ricardo y Alejandra. Empezar la enseñanza media, lidiar con la pubertad directamente y entrar en la difícil etapa de la adolescencia no hizo más que alejarlos uno del otro.

Ricardo entró a primero medio con un corazón totalmente nuevo que no parecía suyo. Macarena había entrado a su nuevo colegio con él pero ya no se hablaban mucho, desde  la fiesta de finales del año pasado que el conocería el resto de su vida como “el desastre del 2003” ¿por qué desastre? Bueno, en resumidas cuentas, ella lo besó, él no consideró que el beso fuera muy satisfactorio y su boca lo traicionó al terminar el beso con un claro “qué fome” que no pudo frenar. No estaba acostumbrado a mentir, y la verdad es que había conseguido más emociones ensayando con manzanas que con los labios de Macarena. No quería herirla, pero no pudo hacer nada para evitarlo, así que ahora debía vivir con las consecuencias de verla constantemente en el colegio y soportar su mirada de infinito desprecio hasta que lo olvidara, o se cambiara de colegio, o alguno de los dos muriera, lo que pasara antes.

Alejandra entró a primero medio en un nuevo colegio, en una nueva ciudad, distinta de aquella en que ella vivía, lo que le dio un aire de madurez e independencia que no había experimentado con anterioridad y con el cual no sabía lidiar, vivía constantemente entre la felicidad infinita por estar creciendo, y el miedo insoportable por estar creciendo. La música fue su gran ayuda en ese proceso. En su cumpleaños número 14, su mamá le había regalado un discman que leía MP3. Nunca había agradecido tanto un regalo, fue lo mejor que le habían entregado en la vida. Lo primero que hizo fue grabar incontables discos con música de bandas como Radiohead, Linkin Park y Evanescense y guardarlos en un estuche que pronto se convirtió en su posesión más preciada. Viajaba a todos lados con ese estuche, al colegio todos los días, viajes familiares, cuando iba a ver a sus primas, dondequiera que fuera Alejandra, Su estuche de CD’s  iba con ella.

El año 2004 fue un año de descubrimiento personal, así que Alejandra se sorprendió cuando lo vio pasar sin haberse “enamorado” siquiera una vez. Un par de compañeros no pasaron desapercibidos en su radar de “wachones” como se les conocía en aquellos años a los hombres que eran más guapos que el resto, pero nada pasó de sus ojos a su corazón. Lo único que parecía mostrarse abierto al romance y a la acción de una vida llena de aventuras, eran los libros de Harry Potter que devoraba sin cesar desde hacía algunos años. Alejandra seguía ávidamente las aventuras de Harry y sus amigos (en especial de Harry y su amiga, Hermione), pero aquello, también, terminaría por decepcionarla.

Ricardo no quería volver a saber de las mujeres, desde el declive de Macarena, existieron un par de otras compañeras que habían atrapado su atención pero todas tenían algún defecto, hablaban muy fuerte, o no hablaban lo suficiente, lloraban mucho, lo hacían pasar vergüenzas en su casa al llamarlo a horas poco adecuadas o no tenían ninguna consideración con el hecho que aún tenía que tratar de sacar buenas notas. Las mujeres significaban puros problemas y todas eran iguales. Llegado el nuevo año, tenía expectativas respecto de todo; colegio, familia, amigos nuevos, todo excepto romance.

Comenzando el 2005, Ricardo y Alejandra no pensaban en el otro en absoluto, sus vidas habían tomado rumbos distintos, a veces se recordaban en conversaciones familiares donde sus padres comentaban alguna locura que habían hecho juntos en su niñez, todo parecía haber sido hace tantos años atrás que ni siquiera parecía ser su propia vida, y todo recuerdo se esfumaba rápidamente para dar lugar a pensamientos presentes, sobre cosas que pasaban en ese momento, sobre la vida que importaba ahora, no la de antes.

Una tarde de mayo, Ricardo había descubierto la magia del internet en su casa. Siendo sus padres ingenieros en comunicaciones, era bastante extraño ser prácticamente la única casa que no tenía conexión a internet en el barrio. Sus compañeros llevaban semanas hablando de este nuevo sitio llamado “fotolog” en el que podías inscribirte y subir fotos de lo que se te ocurriera, le pareció una buena página para comenzar a usar el internet en su casa, tipeó la dirección del fotolog de su curso y se perdió viendo las fotos un par de horas, hasta se volvió aburrido y retornó a sus actividades usuales con el computador, jugar a programar y a buscar cosas en google.

Ese día, en la once familiar, su madre volvió a traer a colación a la familia de Alejandra, cuán buenos vecinos eran y cuánto Ricardo quería a Alejandra (lo suficiente para pelear por que su hermano menor tuviera el mismo nombre que la niña). Esa conversación podría haber pasado sin pena ni gloria para los padres de Ricardo, pero definitivamente no para él, quien no pudo dormir esa noche pensando en cuánto quería a Alejandra y qué había pasado con todo eso ¿se había ido? ¿estaba escondido? ¿lo había roto con la cuasi-relación con Macarena y los otros amoríos que había tenido con otras compañeras? No habían significado nada de todas maneras, con Alejandra todo era diferente, era más fácil ¿la extrañaba? Si, la extrañaba. Fue ahí cuando recordó la nueva página de la que hablaban sus amigos ¿ella tendría una? Al día siguiente se dispuso averiguarlo. No quería que sus papás se dieran cuenta de lo que estaba haciendo, así que hizo su búsqueda en el colegio, usó dos recreos para irse a la sala de computación, tuvo que engañar a sus amigos y decirles que tendría que ir a la oficina del director a ver un tema con su mensualidad, que no se preocuparan por él. Ya en los computadores no fue tan difícil encontrarla. Gracias a Dios todo ese esfuerzo fue recompensado y ella tenía una de esas páginas, no la veía hace años y cuando la vio parecía otra persona, su pelo más corto, su cara más angosta, con facciones de mujer y no de niña, aunque siempre sus mismos ojos. Luego de haber vuelto el segundo recreo a seguir mirando sus fotos y de haber llegado a la casa y que su nana le preguntara qué le había pasado, que por qué tenía la cara como roja y los ojos brillantes, luego de tirarse en la cama y no hacer tareas y darse cuenta que había pasado horas pensando en esas fotos y recordando e imaginando cómo sería verla ahora, sólo ahí se dio cuenta que aún la quería, y que no lo había roto, ni se había perdido, sólo estaba escondido.

Alejandra no se había dado cuenta de lo mucho que le gustaba tomar fotos hasta que a uno de sus tíos que fue a verlos durante el verano del 2005 se le quedó su cámara fotográfica digital en la casa. Desde ese día, su discman, su estuche y esa cámara se convirtieron en sus aliados dondequiera que fuera, tomaba fotos a sus compañeras, a su pieza, y a su prima, su abuela, su hermano y su mamá (todos vivían en la misma casa). Mayor bendición fue descubrir una página de internet que se llamaba fotolog, donde podía subir todas esas fotos que tomaba para que otras personas las vieran y comentaran (oh que maravilla es esta nueva herramienta llamada internet, right?) En ese momento parecía una gran idea, cuando lo volviera a ver en varios años más, todo le parecería sumamente superficial y estúpido, pero en ese momento era feliz, y eso nadie se lo podía quitar.

En junio del año 2005 Alejandra recibió un email, era de Ricardo.

En junio del año 2005 Ricardo no aguantó más el seguir pensando en Alejandra todos los días, todo el día. Le hacía mal a su rendimiento académico, social y familiar. Sentía que tenía algo dentro de sí que iba a explotar en cualquier momento y que no podía hacer nada para aquietarlo, en su desesperación, pensó en escribirle algo en fotolog, pero todo el mundo lo vería, no estaba tan desesperado. Una de las peores tardes, cuando sólo quería tenerla al frente para decirle todo lo que lo estaba haciendo sufrir, y que la odiaba por estar lejos, buscó en internet una forma de comunicarse con ella de forma que nadie pudiera ver lo que le decía, y lo encontró, su dirección de mail en fotolog, y decidió escribir un correo con todo lo que estaba sintiendo; lo mucho que la quería, lo mucho que la extrañaba y como esperaba el momento en que se volvieran a ver. Cómo iba a cumplir la promesa de casarse que se hicieron cuando pequeños porque ahora quería, porque sabía lo que significaba y quería eso con ella. Le escribió todo.

La primera vez que Alejandra leyó el correo se echó a llorar. La segunda vez la rabia la inundó. Rabia porque le decía todas esas cosas cuando estaban lejos uno del otro, cuando no podían verse. Rabia porque la dejaba sola con la carga de haber provocado esos sentimientos en él y de hacerlo sufrir sin poder hacer nada por remediarlo, rabia porque otra vez se quedaba deseando una historia de amor que no era real y que no era para ella. Con esa rabia le contestó; que ella no sentía lo mismo, que la disculpara pero que en ese momento nada de lo que escribía tenía sentido, que eran muy chicos, que no sabían nada del amor ni de casarse y que claramente no estaban considerando la distancia que los separaría sólo Dios sabe por cuánto tiempo, que perdón, que disculpa, pero que ella no sentía lo mismo.


Así llegó el invierno. Años después ella encontraría una canción cuya letra tendría mucho sentido con cómo ese invierno en particular se desarrolló no sólo para ella, sino que también para Ricardo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario