miércoles, 8 de mayo de 2013

Contrariada and, alltogether, chata.

Yo debería quererte, porque se supone que el cariño no se pierde, y en realidad te quiero. Pero estoy cansada.
Encuentro que es, por lo bajo, extraño, que no quiera recibir un sms tuyo, ni que me llames, en realidad no quiero tener contacto contigo, porque el único contacto que hemos tenido ultimamente, parece que tuviera la sola intención de hacerme sentir mal. Mala amiga, mala persona, mala cristiana, etc, etc, etc.

No me olvido de las cosas buenas, me cuesta no olvidarme, me cuesta recordar el viaje a Argentina, me cuesta acordarme de Pucón...en realidad no me cuesta acordarme de Pucón, no quiero acordarme de Pucón, no porque hayas hecho algo malo, sino que porque no me detuviste...no tenías por qué tampoco, supongo.
Me acuerdo de los cumpleaños, cuando llegaste con 11 globos azules a la universidad a buscarme porque ese año, según tu, la U iba a ganar la copa sudamericana sí o sí (siendo tu de Colo-Colo, valoré enormemente tu entusiasmo, más aún después, cuando la U sí ganó la Copa). Me acuerdo cuando hiciste que todos mis amigos de Santiago se pusieran de acuerdo para hacerme un video de cumpleaños el 2009...me acuerdo que lloré porque eso siempre lo has sabido hacer, tocar mis emociones, para bien o para mal. Me acuerdo, también, de la vez que estabamos en tu casa, en verano, aburridas, y se puso a llover, corrimos a ponernos short y polera y salimos a mojarnos con la lluvia, éramos muy locas. Me acuerdo cuando terminé con mi pololo y te fuiste a quedar a la casa conmigo, claro, después de ir a un cumpleaños...but...oh well.
Me cuesta acordarme de esas cosas, porque ya no somos las mismas, tu cambiaste, y yo definitivamente cambié. Estoy feliz con mi cambio, encantada, Dios ha hecho cosas maravillosas conmigo, me ha permitido ver cosas que antes nunca podría haber notado, ha tratado mi corazón con un amor incomparable y, más aún, ha sanado varias de las heridas que tenía. A esta le cuesta si, porque es difícil dejarlo sanar estas heridas cuando tengo miedo de lo que signifique sanarlas...de lo mucho que tenga que romperme para poder armarme de nuevo, si, tengo miedo, no debería, pero lo tengo.
Mi corazón aún se siente angustiado ante tus mensajes, mi mente aún produce escenarios donde nos ponemos a conversar y yo no soy la persona que he demostrado ser en este último tiempo, sino la que era antes. Y temo ponerme a llorar en los primeros 5 minutos de conversación y terminar hecha un manojo de nada y pidiéndote perdón por ser tan terrible persona, por haberme mandado el carril de la vida al querer conversar contigo sobre el mucho daño que me hiciste en el pasado y haber hecho que, probablemente, te enfermaras más ahora. Tengo miedo de conversar contigo y terminar sintiendome más culpable que fuerte.
Más aún, superando los límites del amor propio siento miedo de que, al ver mi actitud contigo, que es súper dejada y maravillosamente despreocupada, el resto de mis amigas piensen que, algún día, pueda llegar a ser igual con ellas. Y lo peor es que yo también lo pienso! seré yo la que está mal? seré yo la desalmada, cold hearted, bitch, que no tiene ni un poco de amor en su corazón por su amiga como para preguntarle como está una vez a la semana? Tan maraca soy que no puedo preocuparme por ella ni un poco? o sea...ahora si, porque sé que está mal, pero antes? estuve preocupada por ella? vale de algo que piense en cómo está todos los días si no la llamo ni le escribo? puede que realmente sea mi culpa todo esto, el problema es que no sé como arreglarlo, y volvemos a lo mismo, si hago como si nada, me miento, le miento a ella, nos miento a todos. Si enfrento ahora, probablemente la termino enfermando más y si al final eso la mata? que pensamiento más oscuro y trágico y terrible, mejor omitirlo.
Entonces quedamos en nada, ni tan amigas como antes, ni tan amigas ahora, ni tanta comunicación como antes, ni ninguna comunicación en absoluto....al menos ninguna que no incluya un mensaje passive agressive cada dos líneas o frases.

No hay comentarios:

Publicar un comentario